A lo largo de la segunda mitad
del siglo XX hasta nuestros días, la República Argentina ha sido testigo de una
serie incesante de desastres económicos, independientemente del matiz político
de los gobiernos en turno, ya sean democráticos o militares. La constante
fragilidad de la moneda nacional a lo largo de estos casi 70 años se erige como
el más elocuente testimonio de los repetidos fracasos económicos que han
caracterizado la realidad argentina. La persistencia de esta problemática, a
pesar de los diversos contextos políticos, plantea interrogantes sobre las
raíces estructurales que subyacen en esta crónica de desafíos financieros.
En
el momento mencionado, la alteración de la unidad monetaria por una nueva
parece haberse convertido en una suerte de constante. El Peso Moneda Nacional,
vigente hasta 1969, fue objeto de una metamorfosis financiera en 1970, dando
paso al denominado Peso Ley 18.188. Esta moneda, bajo la designación de
"Peso Ley", mantuvo su circulación hasta 1983, momento en el cual fue
sucedida por una nueva unidad monetaria: el peso argentino. Este continuo
cambio de denominación no solo refleja la inestabilidad económica del país,
sino que también pone de manifiesto la búsqueda constante de soluciones
financieras en medio de un paisaje económico tumultuoso.
“En el año 1983, se decidió reemplazar el Peso Ley por una nueva
moneda, debido principalmente a la alta variación de precios registrada entre
los años 1975 y 1982. Durante estos años el tipo de cambio respecto al dólar se
devaluó en más de 200000% (doscientos mil por ciento); y se llegaron a emitir
billetes de un millón de pesos Ley.” (Cámara
Argentina del Comercio y Servicios; 2018)
El último billete puesto en circulación
dentro de la familia de pesos ley fue el billete de un millón. Esto
se produce en el momento de una galopante inflación y de un aumento desmedido
de los precios.
ANVERSO. Efigie del General
José de San Martín
REVERSO. “El pueblo quiere
saber de qué se trata” – Cuadro de Ceferino Carnacini; referenciado con el 25
de mayo de 1810
Es digno de mención que el
billete de un millón de pesos ley ostenta el singular título de ser el único en
la historia monetaria argentina en alcanzar semejante denominación. Introducido
en la circulación a finales de 1981, este billete mantuvo su validez hasta
1985. Sin embargo, pocos años después, debido a las estragos de la
hiperinflación, el austral, que le sucedió como unidad monetaria,
experimentaría un destino similar al del peso ley. Este patrón de cambios
vertiginosos en la denominación de la moneda argentina refleja una convulsa
realidad económica, marcada por la búsqueda constante de estabilidad en un
contexto financiero impredecible.
En su anverso se puede
observar la efigie del General José de San Martin en su vejez. El reverso el
cuadro de Ceferino Carnacini que hace alusión al 25 de mayo de 1810, la obra se
titula “el pueblo quiere saber de qué se trata”.
El billete de
un millón de pesos, más que un motivo de orgullo, se erige como el elocuente
símbolo del fracaso económico en Argentina. En lugar de representar la
prosperidad esperada, este billete se convirtió en un emblema de la disolución
de la visión de una Argentina ascendente hacia la categoría de potencia
económica. Su presencia en la historia financiera del país se entrelaza con la
narrativa de sueños desvanecidos y metas inalcanzadas, marcando un capítulo
sombrío en la búsqueda de estabilidad económica en la nación sudamericana. Este
episodio resalta la necesidad urgente de abordar las raíces estructurales que
han contribuido a la inestabilidad crónica en la economía argentina.
Semana que viene lo ponen en circulación :(
ResponderBorrarEntrara en vigencia antes de que nos demos cuenta.
ResponderBorrarYa deberíamos tener un billete de $100.000. Pero tenemos uno de $2000 que no vale nada, jajaja
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